Bueno, ya lo sabes. Me van a descontar, como poco, un 5% de mi sueldo por el hecho de ser funcionaria.
La oposición no me tocó en una tómbola, ni siquiera mi padre regaló jamones a los del tribunal. Me la saqué yo solita, quemándome las pestañas y quedándome para siempre una arruga en el entrecejo a la que cariñosamente llamo "mi arruguita de la oposición".
Recuerdo que una amiga mía, Fina, llegó en febrero a la ciudad y se alojó en la pensión que la había acogido durante años estudios.
Quedamos en que yo iría a las 4 de la mañana (sí, a las 4 de la mañana!!!!), para estudiar en la pensión, ya que en casa, debido a la cantidad de hermanos y hermanas, sería imposible concentrarnos.
Estudiamos, estudiamos muchísimo. De cada tema, y eran muchísimos más que ahora, hacíamos esquemas y añadíamos una muletilla para recordar cada uno.
El estudio lo compaginábamos con la asistencia a una academia. Además, por mi parte, me dedicaba a dar clases particulares a domicilio a 3 alumnos que por enfermedad, fiebres reumáticas, necesidad de apoyo o símplemente para ayudar en las dificultades de los deberes, fui contratada.
Llegaron los exámenes. Fina sucumbió en el 2º. Entonces apareció Cristina, que como hada buena me llevó a su casa y estudiaba conmigo.
Cristina aún no había terminado la carrera por lo que su acción tiene un valor excepcional.
Recuerdo el cuadro del examen oral. Llegábamos a la mesa del tribunal y sacábamos 3 bolitas numeradas de una bolsa azul. Cada bola correspondía a un tema. Un miembro del tribunal miraba el listado de los temas y nos decía los títulos. (Un especial y cariñoso recuerdo al bedel que, momentos antes del examen, quiso tener un detalle especial hacia mi. Aunque no lo acepté no dejo por menos que agradecérselo).
Mientras que un compañero exponía, yo, con unos folios intentaba centrarme y hacer un esquema de cada uno de los 3 temas que me habían tocado "en suerte".
El punto y final lo ponía quien, antes que yo, quien se estaba examinando.
Y empecé a recitar los temas. Era desesperante. Una del tribunal se pasaba por las cercanías del cuello un ventilador portátil, otro miraba los temas, la tercera se abanicaba ruidosamente. Sólo dos me miraban atentamente y afirmaban, rubricando con su gesto, cada frase que decía. Así que olvidando al resto, me centré en esas dos mujeres que alentaban mis palabras.
Y aprobé la oposición en un año mítico en la historia de este país.
Despues... trabajo, trabajo y trabajo. Años y años de trabajo en la que he visto, con desesperación, como ha cambiado el alumnado al tiempo que los planes de estudio se sucedían. A cada cual más endeble, menos exigente...
Y después que Rajoy nos congelase (Tiritando nos dejó con hipotecas al 11% y con un sueldo bastante inferior al actual), viene Zapatero y nos deja con un 5% menos.
Pero vamos a ver... que nosotras/os, los funcionarios no hemos generado la crisis!!!!! Que cualquier fontanero o persianero que viene a arreglarte algo, en media hora de trabajo se lleva más de lo que gano yo ese día!!!
Que nuestras nóminas son auténticas, sin dinero negro.
HARI RATAN MANEK, conocido mundialmente como el Mensajero del sol, ha desarrollado una especial técnica con la que, mirando al sol, ha mejorado sus condiciones físicas y de salud y NO NECESITA COMER!
Es cierto. Te dejo su web y unos enlaces al final de la entrada.
Así que... compañeros y compañeras funcionarios, vayamos a la conferencia de este hombre como medio de sobrevivir a ese -5%.
Y para entrenarme:
YO TE SALUDO, SOL