...............................................Y un día me morí.
Pero poco. Al menos eso creo.
No tengo constancia del túnel ni de la blanca luz ni de que los ágeles viniesen a recibirme.
......................................................Nada.
La primera visión es la de una sala, llamémosle capilla y un tipo, vestido de obispo de el Greco, que al volverme dijo con voz solemne: Oremos por el alma de nuestra hermana Mayson.
¡Me tenías que haber visto! En dos zancadas me puse frente a mi hijo y ya le iba a reñir, cuando... por el rabillo del ojo veo que todos los santos y las cruces desaparecen... Y en su lugar...
Es que por muchas veces que te lo cuente no me vas a creer.
El supuesto cura llevaba ahora un turbante blanco y una chilaba !! ¡¡Y los bancos habían desaparecido !! Y el suelo se cubría con bellas alfombras orientales y tal era la velocidad con la que se desenrollaban que los asistentes tenían que saltar. Jajaja. Casi se cae mi cuñada. Como te lo cuento.
Y lo más curioso es que el cura empieza a decir:
الله اكبر
y todo el mundo lo repite!!!
.............................................نصلي من أجل الشقيقة
¡¡¡Y lo mismo!!!
Pero es que....... al cabo de un rato, veo que el cura o muhecín o como quiera disfrazarse va y se quita, como un streper, el chambergo y aparece ¡vestido de camarero de postín!
Las alfombras se enrollan tan velozmente que termina por caerse mi cuñada. Me acerco para ayudarla y la muy tonta no me hace ni caso.
Del centro de la sala, del suelo, sale una mesa. Sí, una mesa larguísima cubierta por un blanco mantel y de los laterales salen camareros. (Hubiese jurado que únicamente había dos puertas, una a cada lado). En un momento la mesa está dispuesta con aperitivos calientes y fríos, y mucho botellerío de refrescos, cerveza y un sinfín de alcoholes varios.
Mi hijo toma la presidencia y brinda por mi salud. ¿Por mi salud?. ¿Ves como no estaba muerta del todo? Empiezo a reconocer a amigos que hacía años no veía. ¡Lo que han envejecido! Y siguen hablando cosas de mí, algunas olvidadas hace mucho tiempo. Y lo que es magnífico: un muchacho al que no conozco (debe de ser uno de mis nietos) empieza a poner música. Y qué música: Pink Floyd, Supertram, Iron Maiden, los Beatles, Cat Stevens, Los Brincos... Bueno, bueno. ¡Como empiezo a adorar a ese chico!. Su padre ha debido hablarle mucho de mí y eso que creía que nunca escuchaba mis palabras.
Como intento acercarme a los grupos y no me hacen caso, me agarro unas latas de cerveza y una Moët y me siento en las escaleras que conducen a los multialtares.
Al cabo de un rato, no sé cuanto, estoy medio mareada de tanto como he bebido, oigo cantar el Miserere. ¡Pero que la Semanasanta ya se terminó! No se dan ni cuenta.
Archivo sonoroMiserere mei, Deus,
secundum magnam misericordiam tuam.
Et secundum multitudinem miserationum tuarum,
dele iniquitatem meam.
Es una pena que no se hayan acordado de la versión tan marchosa que hice de jovencita. ¡Ay, mi hermana, tiene menos cabeza que yo!
Van saliendo todos. Muchos abrazados. Yo me quedo un rato más sentada. La cabeza me da vueltas. Ya los acanzaré.
.............................Estoy tan cansada...
Fotografías de LILYA CORNELI
